A la dialéctica de si el ajedrez es un juego o un deporte se ha unido ahora la posibilidad de considerarlo un arte. ¿Seremos capaces de determinar de forma cierta, segura e incuestionable esta duda?
Según los lingüistas: el ajedrez es un juego; un juego es una diversión o ejercicio recreativo sujeto a ciertas reglas en el cual se gana o se pierde; un deporte es un pasatiempo o recreación, generalmente al aire libre; y, un arte es todo cuanto se hace por habilidad del hombre.
Como se ve, los lingüistas no se han esmerado demasiado en ninguna de estas definiciones, porque: ¿Acaso no dicen que son arte los cuadros de Miró o Mariscal, cuando están carentes de la habilidad del hombre? ; ¿Cuántos deportes conocemos que no se desarrollan al aire libre, para que afirmen tan gratuitamente que generalmente se realizan al aire libre? En un breve momento recuerdo el baloncesto, el balonmano, el fútbol sala, ¿los bolos?, los olímpicos en cancha cubierta, el waterpolo actual que se realiza en piscinas climatizadas…; ¿Desde cuando en un juego se gana o se pierde? Se contradicen aquí al afirmar que el ajedrez es un juego, pues pueden terminar la partida en tablas.
Atendiendo, por otra parte, a las definiciones de los lingüistas, podemos darnos cuentas de que, pese a su poco acierto, definen de forma más o menos fiable, lo que es realmente el ajedrez; una diversión o ejercicio, una recreación y algo que se realiza mediante la habilidad del hombre, o para ser más exactos y modernos que los señores de la academia de la lengua, del hombre o de la mujer.
Quizá el ajedrez, por el hecho de ser más viejo que los romanos ( si hacemos caso a quienes opinan que lo inventaron los indios), debiera ser considerado como algo especial; algo más que un juego; más que un deporte; más incluso que un arte.