DOS GRANDES MAESTROS ASPIRANTES A CAMPEONES DEL MUNDO.
Dijo una vez el Gran Maestro Tarrasch: “El ajedrez, como el amor y la música, tiene el poder de hacer felices a los hombres”. Pero ni todo amor es completo, ni toda música tiene una cadencia perfecta, por eso, en ocasiones, el ajedrez tampoco resulta dulce.
Siegbert Tarrasch nació el 5 de marzo de 1862 en Breslau y murió el 16 de febrero de 1934. Aprendió a jugar al ajedrez a los quince años y a los diecinueve comenzó a destacar al imponerse en Berlín. Tras ese primer gran torneo vence en Nuremberg, Breslau, Manchester, Leipzig, Viena, Ostende y otros muchos; recibiendo el apodo de “Hércules de los torneos”.
Pero llegó el desamor, la nota discordante, el lado amargo del ajedrez. Cuando tuvo la oportunidad de disputar con Steinitz el campeonato del mundo, Tarrasch no jugó en beneficio de sus estudios de medicina. Era su momento, él se encontraba en forma y Steinitz empezaba a decaer. Steinitz pudo competir por el campeonato del mundo con un ajedrecista nacido en la misma ciudad de aquel al que le quitó el trono, el gran Anderssen; pero Tarrasch no quiso. En 1908, el jugador de Breslau tuvo otra oportunidad frente a Lasker, pero éste se encontraba en el cenit de sus facultades y le derrotó con claridad.
La Historia de David Ionovich Bronstein es quizá más triste que la de Tarrasch. Nacido en Belaia Tserkov, Kiev, el 19 de febrero de 1924, comenzó a jugar con seis años, instruido por su abuelo. A los dieciséis, tras unos buenos resultados en otros torneos, consiguió el título de maestro y quedó segundo en el campeonato de Ucrania, por detrás de Boleslavsky. Fue con este compatriota suyo con quien, a los veintisiete años, Bronstein disputó el primer torneo de Candidatos de la historia: Budapest, 1950. Venció a Boleslavsky y consiguió el derecho a jugar con Botvinnik en pos del título mundial. Serían 24 partidas críticas: al término de la número 22 el marcador era favorable a Bronstein por cinco victorias, trece empates y cuatro derrotas, era su momento más hermoso. Pero llegó la cara oscura de la competición, Bronstein perdió la partida número 23 y el choque decisivo se saldó en tablas. Los sueños del aspirante se vieron truncados por el reglamento de la Federación Internacional de Ajedrez, que en caso de empate beneficia al campeón: Botvinnik conservó el título. Sólo las 61 competiciones en las que Bronstein se ha impuesto a lo largo de su dilatada carrera le servirán de consuelo.
La partida que a continuación desarrollamos es el vértice del mach por el campeonato del mundo que Bronstein jugó con Botvinnik, después de esta partida, el Gran Maestro de Kiev comenzaría el declive en su única oportunidad de conseguir el título mundial.
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LA PARTIDA HISTORICA.
Blancas: Bronstein.
Negras: Botvinnik.
Moscú, 1951, partida 22.
1.d4 e6 2.c4 f5 3.g3 Cf6 4.Ag2 Ae7 5.Cc3 0-0 6.e3 d5 7.Cge2 c6 8.b3 Ce4 9.0-0 Cd7 10.Ab2 Cdf6 11.Dd3 g5 12.cxd5 exd5 13.f3 Cxc3 14.Axc3 g4 15.fxg4 Cxg4 16.Ah3 Ch6 17.Cf4 Ad6 18.b4 a6 19.a4 De7 20.Tab1 b5 21.Ag2 Cg4 22.Ad2 Cf6 23.Tb2 Ad7 24.Ta1 Ce4 25.Ae1 Tfe8 26.Db3 Rh8 27.Tba2 Df8 28.Cd3 Tab8 29.axb5 axb5 30.Ta7 Te7 31.Ce5 Ae8 32.g4 fxg4 33.Axe4 dxe4 34.Ah4 Txe5 35.dxe5 Axe5 36.Tf1 Dg8 37.Ag3 Dxb3 38.Tf8+ Dg8 39.Axe5++ 1-0